miércoles, 11 de noviembre de 2015

Maldito tiempo que nos ahoga

Hace, no recuerdo cuánto tiempo, no me siento tranquilo para leer cualquier publicación escrita en papel sin mirar de reojo el reloj. Curiosamente, me he acostumbrado a leer rápido cualquier texto que llega a mis manos. El ritmo frenético en el que vivimos no nos deja disfrutar, sin prisas, de una lectura placentera. Saborear las palabras, detenerse durante unos segundos para masticarlas.

Queremos aprovechar al máximo cada segundo y sin embargo estamos convirtiendo en mediocre nuestro tiempo. Buscamos abarcar cuantas más cosas mejor: cursos de reciclaje profesional, idiomas, trabajo, voluntariado, ocio, amigos y algún otro quehacer extra. No dejamos ni que nuestro café matutino se enfríe, a pesar de ser uno de los primeros disfrutes diarios.


Quizás debamos reflexionar y aprender a renunciar. Aprender a que no somos dioses y que no hay más de 24 horas al día, de las cuáles 7-8 horas deberían ser para dormir. Y cuando digo dormir es dormir, no dar ninguna cabezada ni cerrar los ojos. Dejémonos de tanto selfie y foto y contemplemos la belleza de aquello que nos rodea durante unos instante. Que pare el tren que aquí me bajo yo.  

¿Has probado a dejarte un hueco completamente vacío en tu agenda? ¿Te da miedo?