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Hace unos días el país entero, y sobretodo por cercanía los valencianos, abrían los ojos con cara de incrédulos ante la notícia: RTVV cierra después del fallo del Tribunal Superior de Justicia. El ERE quedaba invalidado y los trabajadores afectados debían incorporarse de nuevo al ente autonómico público valenciano. La deuda que arrastraba y la crisis económica hacían inviable la continuación del proyecto audiovisual público valenciano. Nos quedábamos sin la televisión y radio de los valencianos.
Aunque gran parte de la ciudadanía criticaba constantemente la manipulación y el descrédito de este medio de comunicación, pronto se levantaron los gritos de protesta e indignación en todas partes por la triste noticia. Y es que la desaparición de cualquier medio es la desaparición de un altavoz para la gente. Todos queríamos luchar por una televisión realmente pública, al servicio de los ciudadanos, plural y abierta a todas las sensibilidades, no que acabara por cerrar.
Y ahora, ¿ Habrán culpables de esa mala gestión? Es sabido que el problema viene de otros gobiernos anteriores, pero si hay culpables desde luego no son los contribuyentes que con sus impuestos sufragan el ente. Desde luego si sucede como ha pasado con el Prestige, seguro que más de uno ( o todos) se van de rositas.
Otro aspecto a comentar es el de los trabajadores, ahora no hay unos pocos que se salvan, ahora se van todos a la calle, los enchufados y "amiguitos" de la clase política y los verdaderos profesionales. Después de la noticia del cierre ya no había nada que perder, es por eso que los periodistas empezaron a denunciar abiertamente la censura que sufrían día tras día. No hay que culparles, los culpables verdaderos son los que censuran, los políticos.
¿Será este en principio del cierre de los canales públicos autonómicos? Creo que la pregunta no es si son necesarios las radiotelevisiones autonómicas, que desde luego SON NECESARIAS, sino cuál es el modelo de gestión a crear para estas empresas de lo audiovisual.
