jueves, 13 de diciembre de 2012

La Navidad, el despertador de nuestra conciencia

Durante estos días los medios de comunicación, además de contar con las ya habituales noticias sobre la crisis económica, integran bastantes de las llamadas "noticias buenas": "Un ciudadano ofrece un piso en propiedad a una familia desahuciada", "Una empresa ofrece sus servicios a familias en paro de forma gratuita", "La recogida de alimentos para familias necesitadas llega a los tropecientos mil kilos de comida".
Si ahora mismo estuviéramos a 12 de abril, por ejemplo, seguramente ninguno de estos titulares sería publicado. ¿Por qué? ¿Por qué sólo somos solidarios en Navidad?

Desgraciadamente todas estas obras buenas, que no dudo de este calificativo, son sólo comida para hoy y hambre para mañana. Toda esta pobre gente podrá vivir más desahogada durante estas tan señaladas fiestas, ¿Pero luego qué pasará? La gente debe comer todos los días, la higiene no se realiza una vez al año, las facturas llegan todos los meses, las necesidades son continuas.

El verdadero sentido de estas fiestas es poder celebrarlas con la gente que nos quiere, la que está a nuestro lado durante todo el año, independientemente de los regalos que nos traiga Papá Noel o sus majestades los Reyes Magos de Oriente.

Cambiar la estrategia de márketing de miles de empresas consistente en llenarse la boca de buenas intenciones durante 20 días va a ser difícil, por no decir imposible. Pero quizás todos nosotros, la gente de a pie, nos demos cuenta con la llegada de la crisis. Este batacazo económico nos empieza a pasar factura. Nos estamos dando cuenta que podemos vivir con menos de lo que tenemos, y que lo que realmente tiene valor es lo que menos dinero cuesta: las personas.

EL BÚHO MIRÓN.